domingo, 16 de marzo de 2008

Historia se escribe con H: David Vs. Goliath

DAVID CONTRA GOLIAT

Goliat era un gigante que vivió en el siglo XI antes de Cristo en aquella zona que es ahora Israel, Palestina, Siria, Líbano y toda esa zona chunga. En aquellos tiempos tampoco se llevaban muy bien entre ellos. Lo que pasa es que como todo el mundo se llevaba mal, pues tampoco se hacía mucho eco de ello. Por eso y porque no estaba la CNN, claro.

A lo que íbamos. Goliat era un gigante. Gigante porque medía 3 metros, según se cuenta. Que ya sabemos que la gente es muy exagerada, es cierto, pero por lo menos, que era grande, eso seguro. Según se dice, provenía de la dinastía de los Anakim, los gigantes que gobernaron a los filisteos desde tiempos inmemoriales. Con el tiempo, los Anakim acabarían llegando a “La Guerra de las Galaxias”, siendo Anakin Skywalker, su más famoso paladín, aunque no recibiera muy buenas críticas por parte de la prensa del momento.

Goliat, como iba diciendo, reinaba sobre los filisteos. Los filisteos siempre han tenido mala fama. Y es que, para empezar, vivían en la “zona caliente”: en la franja de Gaza. Toma ya! Para que se añada hoy en día algún filisteo a reclamar tierras. Se lo funden, vamos.

Goliat era grande, enorme, y como en todos los reinos de la época, se dedicaban a pelear entre sí, para ganarse poco a poco más territorios. El encontronazo con sus vecinos israelitas no se hizo esperar, y cuando se presentaron los dos ejércitos, tanto el de los filisteos capitaneados por su rey Goliat, como el de los israelitas al mando del rey Saúl, se presumía una batalla feroz.

Al ver a los israelitas, en un gesto de altanería, bravuconería o quizás en un acto que pocas veces más se ha visto en la historia, desafió al rey Saúl, el primer rey de Israel, a luchar con él, cuerpo a cuerpo. El que ganara, se quedaba con la tierra del otro. Saúl, como comprenderéis, tonto no era. Porque a ver quien era el guapo que se ponía a luchar contra un gigante. Y así se quedaron en un Status Quo (you´re in the army now), el rey de los filisteos desafiando no solo al rey Saúl, si no a cualquier luchador israelita que quisiera enfrentarse a él. Así durante 40 dias.

Hasta que apareció un chavalín. Pequeñillo, regulero, pero con dos cojones. Su nombre era David, y había ido al campo de batalla a ver como le iba a sus dos hermanos, que hacía ya casi dos meses que se habían ido a la guerra y no habían vuelto a casa. David era un pastorcillo, pero con grandes agalla y una buena honda (no, una moto Honda, no, ni una Yamaha tampoco). Una honda es como un trozo de cuerda que en el medio tiene un trozo de cuero. Se une por los dos extremos, se coloca una piedra en el trozo de cuero. Se le da vueltas y se tira. Parece una tontería, pero cuando lo dominas, va muy bien. Y David era un genio con la honda. Con ella ahuyentaba tanto a los lobos como a los osos que iban a comerse a sus ovejas.

Cuando llegó al campamento de los israelitas y se enteró de lo que pasaba, ni se lo pensó dos veces. Se plantó delante de Goliat y aceptó su reto. Claro, los israelitas se le tiraron encima. “Que si estás loco”, “Que si te van a matar”, “Que si te matan perdemos el reino”. Y él, cabezón. Que no, que a este me lo cargo yo. Y no se sabe muy bien por qué, le dejaron al chaval que fuera a luchar con el rey gigante filisteo. Goliat, al ver a su contrincante, se echó a reir. “¿Este es vuestro mejor luchador?. Si el rey de Israel manda a luchar contra mí a un niño, o es un insensato o un cobarde. Aún así, pagará con su vida, la deshonra de su rey”. Acto seguido, se abalanzó contra David.


David, que vió venir sobre sí a semejante mole, no se amilanó. Sacó una piedra de su bolsillo, la colocó en su honda, empezó a darle vueltas, y cuando estuvo a la distancia que él quería, se la lanzó. Con tal puntería que le dio en todo el centro de la frente. Tan fuerte iba la piedra que se le clavó en el testamen, produciéndole una herida mortal. Goliat se desplomó a los pies de David. Acto seguido. David, se acercó a Goliat, le quitó la espada de la mano, y con ella le cortó la cabeza. Los filisteos habían sido derrotados por un niño!

Aquel niño, David, acabaría siendo designado rey de Judá, la tribu de los judíos de donde él provenía, y que pertenecía a Israel. A Saúl eso no le gustó mucho, pero como ya había quedado mal, por cobarde, gallina, capitán de las sardinas, no tuvo más remedio que aguantarse. Y a su muerte, David fue proclamado el segundo rey de Israel entera. Se dedicó a guerrear a otros pueblos hasta que tuvo un reino grande, muy grande. Tanto, que ya no ha vuelto a haber un reino israelita tan grande. Luego tuvo un hijo que quiso matarlo para quedarse con su reino. Pero a quien no le ha pasado eso, no? Al final su hijo no consiguió echarlo, y David reinó durante 40 años hasta su muerte.


Y como siempre pasa con estas cosas, todo el mundo se quiere apuntar un tanto. Los judíos consideran a David como uno de los padres de su reino, quizás el más importante, junto a Salomón, que precisamente fue uno de sus descendientes.
Y siguiendo con los descendientes, los cristianos, aseguran que David era un antepasado del mismísimo Jesucristo.
A todo ello, los musulmanes tampoco se quedaron sin anotarse un tanto, al decir que David fue uno de los primeros profetas del Islam.
Total, que la que lió el niño con las piedrecitas, fue buena.


Hoy en día, si ocurriera algo por el estilo, las cosas serían muy distintas. Por ejemplo, si un gigante va a matar a un niño, lo arrestarían por corrupción de menores, pedofília o algo similar. Pero con un programa de reinserción y un curso acelerado de inglés, podría plantarse en la NBA, donde acabaría siendo una estrella del deporte. Mientras tanto, el chaval, no dejaría de salir en la tele, primero como entrevistado, como víctima de abusos, pero luego se haría un hueco entre los tertulianos en un programa matutino, y acabaría siendo más influyente que cualquier rey.
En todo caso, tirar piedras no está bien. No lo hagais niños, que no os darán ningún premio por ello, que esas cosas solo pasan una vez en la historia.

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